domingo, 10 de mayo de 2009

Marinero



Destinos... caóticas carreteras entrecruzadas que a veces parecen atajos y otras no tener salida.

En un pequeño rincón del mundo, un Águila promete no dejarse capturar nunca y qué curiosa es la vida, días después se queda prendado de El Mar, y éste, provocando remolinos, desordena y cambia su vida de la noche a la mañana. Águila le ha prometido que siempre volará bajo para no alejarse de El Mar, y El Mar, deseoso de siquiera rozarle, se golpea contra las rocas para salpicarle.

No muy lejos de allí, una Palmera es plantada cerca de una Tabaiba. Al principio no confían uno en el otro, se disgustan, desconfían... pero pasan los días y allí siguen plantados uno cerca del otro. Con el paso del tiempo, se van entendiendo, aceptando, y aunque discuten más que hablan... no quieren moverse uno del otro.



En la otra punta del lugar, internado en lo profundo del monte vive un duende, uno como el de los cuentos, con sus picudas orejitas, un personajillo delicado y entrañable que juega a colarse por los rincones que encuentra divertidos y hace tiempo hasta que encuentre otros duendecillos que, como él, pasen los días recorriendo parajes donde poder pasar felizmente todos y cada uno de sus días.

Y luego está el marinero. Pasa los días viendo cómo cada amanecer un gran ave se pone en peligro volando bajo, cerca del mar. Paladea las tardes caminando entre palmeras y tabaibas, dejándose llevar por la fuerza que parecen contener dentro de sí, y cuando anochece, el marinero se refugia bajo un gran árbol delante del cuál más de una vez se ha asegurado a sí mismo haber visto un ser mínimo con orejas picudas dando pequeños saltos.
Cuando está a punto de salir el Sol, el marinero levanta como todos los días, baja la vereda dejando atrás el espeso monte, vuelve a rodear palmerales y tabaibales hasta que llega a la costa, moja sus pies en la orilla y ve un día más cómo aquella temeraria águila lucha contra el mar, y vuelve a pensar como cada sencillo día de su vida qué áve... qué mar... qué palmera o tabaiba está esperándole ...y qué duende decidirá su destino.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Qué bello texto!
un saludo cordial

Lorena Redondo dijo...

La verdad es que cuando es correspondido es genial :) gracias por comentar y por tomarte las molestias de leerlo. Yo solo he tenido tiempo de leer el del Aguila y lo relaciono a una metáfora, no?
Un beso

Anónimo dijo...

âgradable.cuid^^